Tú pasabas como un perrillo de raza con la cabecita al borde de
la ventanilla en el lado exacto y diagonal a donde yo
bebía café y el brazo ya quebrado.
(El bar "Miami" murió fue en un incendio).
Y entonces hombre y mujer, muchacho y muchachita más niña aún
fueron dirigiendo sus fuerzas afectivas con una serie de sensaciones
ópticas,
hasta tal punto que una vez te ví y no quise que me vieras para que
no me pensaras esa noche,
para que no se hincharan nuestras carnes de cordero tierno.
¡Tú no pudiste evitar! ¡Yo estaba evitando!
Hablo de ésto, de eso que nos condujo a este laberinto
porque si las cosas comenzaron así y llegamos, o mejor, vamos aquí,
querida cónyuge yo no soy el culpable aunque haya causado tantas
muertes.
Estás viviendo muerta. Yo estoy viviendo muerto
y mi viejo transparente caballito y a la vez niñin de color tibio
está apuñaleado, tiene la cuerda en la garganta,
está muerto, mil veces muerto aunque sonriente como un ángel de
azúcar
Ah, cómo a través de la mente podré hacerlos revivir?
Pues aquí están mis brazos huesudos que lanzarán comida y techo y
lecho a la bocaza de mi hijo
Y si tu quieres ensuciar tus dientes y luego lavarlos con lo poco
que puedo ofrecer,
los muertos estarán vivos nuevamente. Si no me amas no importa,
Se trata de Boris, el azul. ¡De Borislemos!
Darío Lemos
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